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Dietas terapéuticas
Aunque la nutrición, como ciencia, siempre ha formado parte de la medicina convencional, los médicos no la han utilizado a fondo. Los dietistas convencionales trabajan sólo con determinados grupos: diabéticos, obesos, hipertensos, personas con graves deficiencias nutricionales o raros desórdenes metabólicos. En cambio, la atención a los alimentos es fundamental en el mundo de la salud no convencional: los terapeutas pueden elaborar planes de alimentación para las personas con alergias, cáncer, problemas de la piel, desórdenes digestivos, artritis, epilepsia, candidiasis y cualquier tipo de enfermedad.
Los tratamientos dietéticos se pueden dividir en tres categorías: los basados en suplementos nutricionales (terapia ortomolecular), en modificaciones dietéticas y en restricción de alimentos. Las modificaciones dietéticas se realizan en función de las propiedades de cada alimento, mientras que las restricciones o exclusiones sirven para encontrar el producto que está causando una reacción en el paciente. La última estrategia resuelve síntomas difusos que aparecen por intolerancia alimentaria y que a menudo se confunden con procesos alérgicos.
Usos más eficaces:
• Una dieta diaria variada, basada en alimentos vegetales, es capaz de prevenir enfermedades agudas y crónicas, especialmente cardiovasculares, y el cáncer.
• Las dietas de exclusión se han demostrado eficaces en artritis reumatoide, hiperactividad, migraña y síndrome de fatiga crónica.
Existen distintos tipos de dietas terapéuticas que se adaptan a las necesidades de cada paciente:
Dieta controlada en energía
Indicada para:
Reducción de peso
Aumento de peso
Normalización de la glucemia: en la diabetes 2 con obesidad
Insulinoterapia: dieta muy estable en energía
Dieta controlada en (glúcidos)
En las dietas en las que se controlan los glúcidos, normalmente se excluyen los hidratos de carbono de absorción rápida.
Indicada para:
Diabetes en todas sus formas (no en la diabetes insípida)
Intolerancia a la glucosa
Hipoglucemias:
Diabetes: requerirá hidratos de carbono de absorción rápida
Funcionales. Requerirá hidratos de carbono de absorción lenta
Obesidad. Restricción de hidratos de carbono de absorción rápida
Hipertrigliceridemia
Intolerancias y malabsorciones. Requerirán un control cualitativo
Caries dental. Hay personas predispuestas a padecerla
Dietas controladas en proteínas
Si no hay suficiente energía proveniente del resto de la dieta, parte de las proteínas destinadas a otros fines se metabolizan en energía.
Indicada para:
Malnutrición proteinoenergética
Politraumatismos
Problemas relacionados con la cirugía
Quemados: por la piel se pierde gran cantidad de proteínas, también necesitan gran cantidad de energía
Estados febriles y enfermedades infecciosas pues hay hipercatabolismo
Hipertiroidismo, produce hipercatabolismo
Algún cáncer: tumores cerebrales...
Síndrome de malabsorción: intestino corto...
Cualquier situación en la que convenga dar una suplementación
Dieta pobre en proteínas
La dieta pobre en proteínas es una dieta en la que el aporte proteico se limita a menos de 50 g / día (para unos 60 Kg. de peso corporal)
Indicada para:
Encefalopatía hepática: por ejemplo cirrosis hepática (requieren 5 - 10 g de proteínas / día aunque se les irá aumentando estas cantidades)
Pre-encefalopatía hepática: si se sospecha
Insuficiencia renal progresiva pero no cuando existen cálculos renales. Esta dieta solo se utiliza antes de la diálisis.
Enfermedad de Parkinson refractaria al tratamiento medicamentoso: cuando la vía de metabolización de las proteínas coincide con la del medicamento, se llevará una dieta pobre en proteínas durante el día (no nocturna)
Dietas controladas en lípidos
Las dietas controladas en lípidos (grasas) no son hipolipídicas necesariamente: hipercolesterolemia, hiperlipidemia.
Indicada para:
Malabsorción de los lípidos: insuficiencia pancreática, resección ileal, enteritis radica...
Problemas de transporte de lípidos por la vía linfática: linfoma, linfangiectasia intestinal...
Defecto de depuración de quilomicrones (dislipemia tipo I o tipo V)
Pancreatitis
Enfermedad de Refsum (enfermedad neurológica)
Otras intolerancias a las grasas: colecistitis, reflujo...
Deben controlarse siempre las heces (consistencia, esteatorrea...).
Las dietas hipolipídicas y las enfermedades que las requieren pueden provocar carencias pues son deficitarias en:
Vitaminas sobretodo liposolubles pero también del grupo B
Minerales: calcio, magnesio y hierro
La dieta se adaptará al paciente según su tolerancia, la sintomatología y la evolución de la enfermedad.
Dietas modificadas en Na, hiposódicas
Existe un gran volumen de enfermos que necesitan dietas hiposódicas. Son bastante difíciles de seguir en muchas culturas.
En la alimentación normal se aportan entre 10 y 15 g de sal al día que corresponden a 3900 - 5900 mg de sodio al día (sabiendo que la equivalencia es de 390 mg de sodio por cada gramo de sal)
El sodio alimentario proviene de dos fuentes: Sal de adición (NaCl), y Sodio (Na) de constitución. No existe, por lo tanto, una dieta asódica.
Indicada para:
Cardiopatías
insuficiencia cardíaca
infarto de miocardio (fase aguda)
angina de pecho
Afecciones renales
glomerulonefritis edematógena
síndrome nefrótico
insuficiencia renal crónica (IRC). No en nefropatía intersticial
insuficiencia renal aguda. Durante la fase oligúrica
hemodiálisis. Requerirá una restricción más leve
trasplantes, si existe corticoterapia
Afecciones hepáticas. Ascitis (retención de líquidos en la zona abdominal) y edemas
Corticoterapia prolongada
Cirugía cardíaca (postoperatorio)
Hipertensión arterial
Contraindicaciones de las dietas hiposódicas
Embarazo: solo si había una patología que requería una dieta hiposódica anteriormente
Ileostomías (con vertido al exterior) pues la reabsorción de líquidos se lleva a cabo en el colon.
Terapia con litio
Nefropatías con pérdida de sodio
Situaciones con pérdidas de sodio
La dieta hiposódica no se justifica en la obesidad
Dietas ricas en potasio
Personas con hipopotasemia o con riesgo de sufrirla (por ejemplo en la anorexia) debido a:
Dieta muy pobre en potasio
Abuso prolongado de diuréticos
Abuso de laxantes tratamiento con glucocorticoides
Pérdidas digestivas: diarreas en ancianos y bebés
La dieta rica en potasio se recomienda en la hipertensión arterial
Contraindicaciones de la dieta rica en potasio:
Hiperpotasemia: normalmente por falta de excreción de K+, insuficiencia renal (con oliguria)
Insuficiencia renal aguda
Insuficiencia renal crónica con oliguria
Utilización de algunos diuréticos que vienen suplementados con potasio, también existen otros diuréticos que retienen potasio
Terapia con ciclosporina en los trasplantados. No se les darán suplementos de potasio
Interferencia con algún medicamento
Cirugía mayor, quemados...Si se da un exceso de potasio se eliminará por la orina con la consiguiente pérdida excesiva de agua.