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Existen notables diferencias nutritivas según
la parte de la canal o la edad del animal. |
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La
carne de vacuno es, sin duda, la más apreciada. De tal
manera que, cuando decimos carne y no especificamos de que animal,
se entiende que nos estamos refiriendo a la de vaca, ternera o
buey y no a otra.
Tipos
de vacuno
Al
igual que ocurre con el resto de las carnes de diferentes especies
animales, la clasificación y la valoración de las
canales de las reses de vacuno varía según el país
y la zona donde se lleve a cabo. Sin embargo, en la mayoría
de los casos los criterios de valoración suelen ser muy
similares: raza, conformación de la canal, peso, edad del
animal, coloración de la carne, proporción de carne,
grasa y hueso.
Dentro
del ganado vacuno se pueden clasificar las carnes en función
de si éstas son carnes blancas o rojas. Las primeras se
refieren a las carnes procedentes de animales jóvenes,
como la ternera, las rojas son las obtenidas a partir de animales
adultos como la vaca. Sin embargo, en el matadero se emplea otra
clasificación para su correcta utilización en la
cocina, con pleno conocimiento de su calidad y características
nutritivas, dentro de la denominación genérica de
carne de vacuno:
-
Ternera de leche. Se refiere al animal que no ha cumplido
todavía el año de edad, que únicamente
se ha alimentado de leche materna. El color de la carne es
blanco rosáceo, característica debida, en parte
a que el animal no ha probado nunca el pasto, lo que hace
que su carne sea más tierna y con un sabor delicado.
-
Añojo (ternera o vacuno joven). Se trata del animal,
macho o hembra, de entre 10 y 18 meses de edad. Proporciona
una carne más desarrollada y por tanto más sabrosa
que la de la ternera lechal.
-
Novillo o novilla. Son los animales con edades comprendidas
entre los14-18 meses y los 3 años, y hasta 5 años.
Tienen una carne más roja y sápida aunque menos
tierna que el añojo y la ternera lechal.
-
Vacuno mayor (buey, vaca y toro). Machos o hembras normalmente
mayores de 3-5 años, de gran variabilidad en cuanto
a sus características. La carne de estos animales es
muy roja y dura dentro de su especie, aunque posee un sabor
y un valor nutritivo superiores. No obstante, el color varia
con la edad y el sexo del animal, desde el rojo ladrillo hasta
el rojo oscuro.
Categorías
de la carne de ternera
Para el consumo fresco, la carne de vacuno se distribuye desde
los mataderos hasta los detallistas de venta al por menor, carnicerías
y supermercados. Generalmente, la ternera se distribuye en medias
canales, y el vacuno mayor y menor en cuartos de canal. El añojo,
en cualquiera de las dos formas.
El minorista es el encargado del despiece de los cuartos o medias
canales en piezas de carne. Este despiece suele ser característico
de cada país, e incluso se observan diferencias entre las
regiones.
Cada una de las piezas separadas, según la calidad de su
carne y la cantidad de tejido adiposo, conjuntivo, etc. que la
acompaña, se clasifica, por categorías comerciales
en extra, primera, segunda y tercera, valoradas en distintos precios
y aptas unas más que otras para determinadas preparaciones
en la cocina.
Categoría extra Categoría 1ª A Categoría
1ª B Categoría 2ª Categoría 3ª
Solomillo
Es la pieza considerada de mayor calidad en el mercado,
alcanzando el precio más alto.
Babilla
De buena calidad, situada en la cara anterior del muslo. Es utilizada
normalmente para cortar filetes.
Aguja
Pieza mal delimitada que comprende los trozos musculares que recubren
las primeras cinco vértebras dorsales. Utilizado para cortar
filetes de mediana calidad.
Llana
Porción muscular posterior y adyacente a la espalda. Si
se corta en la dirección de las fibras musculares pueden
sacarse filetes.
Pescuezo
o cuello
Incluye una gran cantidad de tejido conjuntivo. Es utilizada para
guisos.
Lomo
Pieza muy larga formada fundamentalmente por el músculo
largo dorsal o gran dorsal, nombre que deriva de su situación
y tamaño. Apreciado para asar (roast beef) o para filetes
gruesos (entrecôte).
Cadera
y tapilla de cadera
Pieza de buena calidad formada fundamentalmente por los glúteos.
Es una carne algo dura, pero buena para asados y aceptable para
filetes.
Espaldilla
Parte superior de la extremidad delantera. Su mejor uso es el
cocido.
Brazuelo
Parte musculosa de la porción superior del brazo. De buena
calidad para cocido, pues proporciona caldos sabrosos y gelatinosos.
Costillar o pecho
Son los músculos que se apoyan en las costillas. Igual
que el pescuezo, se utiliza para guisos.
Contra
Es una de las piezas mayores de la canal, situada en la parte
externa del muslo. Una parte de esta pieza, que suele separarse
del conjunto, es la conocida como redondo.
Pez
Pieza alargada situada delante y próxima a la escúpula,
de carne jugosa y sabrosa. Apta para asados y carne mechada.
Aleta
o bajada de pecho
Comprende varios músculos de la parte inferior de la cavidad
torácica, apoyados en el esternón. Puede usarse
para carnes mechadas.
Falda
Constituida por las porciones musculares colgantes del cuarto
posterior. Igual uso que las anteriores: guisos.
Tapa
Excelente, formada por músculos situados en la cara interna
del muslo. Muy apropiada para preparar filetes. Morcillo o zancarrón
Parte baja de la extremidad anterior. Su uso es igual que el del
brazuelo.
Rabo
La cola o rabo suele utilizarse para ciertos guisos que exigen
la cocción abundante en agua. Proporciona buenos caldos.
Morrillo
Corresponde a los músculos de la unión del cuello
y el pecho, en su porción superior. Proporciona buenos
trozos para cocido.
Valor
nutritivo
La
carne de vacuno, dada su composición, es un alimento altamente
nutritivo. No obstante, no todas las carnes de vacuno ofrecen
el mismo valor nutritivo. Existen notables diferencias, según
se trate de piezas pertenecientes al músculo aislado o
con otro tipo de tejido unido a él, como la grasa por ejemplo,
o dependiendo de que la res sea joven o vieja.
A igualdad de peso, la carne de ternera cruda contiene menos grasa
y por tanto menos calorías que la carne de vacuno mayor.
Es más digerible que la de los animales adultos, aunque
no tan sabrosa ni nutritiva, ya que contiene más agua que
disminuye a medida que aumenta la cantidad de grasa.
La carne de vacuno mayor presenta cierta cantidad de grasa intramuscular,
que le proporciona la jugosidad propia. Esta grasa se caracteriza
por su elevado contenido en ácidos grasos saturados. Según
la pieza que se trate, el contenido en grasa y en colesterol es
muy variable. Por ejemplo, las chuletas son piezas de mayor contenido
graso que el lomo o el solomillo.
Es
una carne con un elevado porcentaje de proteínas de alto
valor biológico. En cuanto a las vitaminas y minerales,
se encuentran en cantidades moderas, que apenas varían
con factores intrínsecos del animal (sexo, edad, etc).
Es una fuente importante de minerales tales como yodo, manganeso,
zinc, selenio..., minerales que se varían en cantidad según
el tipo de alimentación del animal. Destaca por su riqueza
en hierro hemo, de fácil absorción. Entre las vitaminas
destacan las del grupo B. La edad del animal también influye
decisivamente en este aspecto, ya que la carne de ternera es más
rica en este complejo vitamínico que la carne de buey,
principalmente en vitamina B2.
Hay
que tener en cuenta que la carne de vacuno se consume cocinada,
y que durante su preparación culinaria su riqueza nutritiva
varía. Se pierde agua, por lo que la proporción
relativa del resto de componentes aumenta, aunque en realidad
su valor absoluto disminuye. Es decir, se produce una merma de
la pieza provocada por la pérdida de agua y, además
se pierden diferentes nutrientes en mayor o menor medida en función
del método de cocinado aplicado.
Todas las vitaminas del grupo B (hidrosolubles) presentes en la
carne se reducen durante el cocinado. En cuanto a los minerales,
la mayoría no se ven afectados, como en el caso de hierro,
aunque otros como el fósforo, potasio y sodio, se pierden
con el jugo de la carne al ser cocinada.
Ventajas
e inconvenientes de su consumo
Teniendo en cuenta que ciertas partes de la ternera son ricas
en grasa, las personas obesas o con problemas de colesterol o
triglicéridos en sangre deberán moderar su consumo.
Sin embargo, pueden seleccionar las piezas magras y cocinarlas
con poca grasa como asado a la parrilla, a la plancha o al horno.
Debido
a que se trata de una carne rica en fibras musculares, su consumo
puede resultar indigesto para quienes tienen el estómago
delicado.
En
los últimos años han surgido numerosos temores respecto
a una enfermedad que afecta al ganado vacuno, la encefalopatía
espongiforme bovina (EEB), conocida popularmente como enfermedad
de las vacas locas. Actualmente la legislación vigente
es muy rigurosa con la comercialización y etiquetado de
la carne de vacuno, hecho que tranquiliza notablemente al consumidor.
En
la cocina
El tiempo, la temperatura y el procedimiento elegido influyen
de manera extraordinaria en la calidad del resultado: las carnes
de mayor calidad resultan más tiernas con temperaturas
altas y escaso tiempo de cocinado; mientras que las de mediana
y baja calidad dan mejores resultados con largos tiempos pero
a más bajas temperaturas, como se logra con la cocción
en agua, en guisos o para caldos.
Cómo
reducir las pérdidas nutritivas
Las pérdidas máximas de valor nutritivo tienen lugar
durante el asado a la plancha, a la parrilla o a las brasas. Ello
se debe a que la grasa fundida se separa de la carne y arrastra
consigo parte del agua en la que se encuentran disueltos ciertos
nutrientes Cuanto más prolongado sea este tratamiento culinario,
mayores serán las pérdidas.
En frituras sucede algo similar, pasando la grasa y el agua eliminadas
por la carne al aceite de fritura. Si la carne se encuentra rebozada,
estas pérdidas son menores porque el rebozo impide en parte
la pérdida por exudación de grasa y sustancias solubles.
En la carne sometida a cocción estos principios nutritivos
pasan a la salsa y simplemente hay una traslocación de
la grasa y de los principios solubles en agua desde la carne al
caldo o salsa y, puesto que ésta también se consume,
a efectos prácticos, las pérdidas son mínimas.
Cuando
la carne vaya a ser sometida a un proceso culinario que exija
una cocción en agua o la presencia de una salsa rica en
ella, es lo mismo adicionar la sal a la carne antes o durante
el guisado. Durante el calentamiento, y hasta que la elaboración
haya terminado, la sal puede penetrar en los trozos proporcionando
el sabor característico. Sin embargo si la cocción
ha concluido, o está ya a punto de concluir, no se produce
una buena penetración y distribución del condimento.
En el caso de la carne asada a la parrilla o a la plancha, conviene
echar la sal cuando comience la exudación, es decir, cuando
comience a estar semihecha. Al disolverse la sal en el líquido
exudado, se reparte uniformemente por toda la pieza y contribuye
a darle un sabor igual en todas sus partes.
Un
cocinado para cada tipo de carne
En
la carne de ternera el tipo de cocinado varía según
la pieza de que se trate. Aquellas como el lomo, solomillo, tapa
que proporcionan una carne formada casi exclusivamente por tejido
muscular, son idóneas para el asado, la parrilla o la plancha.
Por el contrario, la carne rica en tejido conectivo (falda, morcillo,
etc.) requiere un tratamiento culinario a base de cocción
lenta en agua, para que el colágeno se convierta en gelatina.
Cualquiera
que sea la pieza de carne que se cocine, en el caso del vacuno
mayor necesitará mayor tiempo a idéntica temperatura
que la de ternera o añojo. Finalmente, el empanado de filetes,
ya sea con pan rallado como con huevo o bechamel, le proporciona
una cubierta que impide, en buena parte, la evaporación
del agua y la pérdida de grasa intramuscular; en consecuencia,
la carne, al freírse, realmente se está asando en
su propio jugo, resultando más tierna que la frita sin
rebozo.
Criterios
de calidad en la compra, manipulación e higiene
En el momento de acercarse el consumidor a la carnicería
o al supermercado para efectuar la compra de carne de vacuno,
es importante que conozca con detalle las características
y calidades del producto que le ofrecen.
Deberá, en primer lugar, darse cuenta de que las condiciones
higiénicas de la carne son las deseables. Eso es fundamental.
Pero también conviene que conozca si la carne que le sirven
como filetes debería sólo consumirse cocinada en
estofado o cocida, por ejemplo.
El almacenaje y la forma de trocear influyen de manera notable
en la calidad y conservación. También, la iluminación
de algunos establecimientos puede engañar al consumidor
en cuanto al aspecto que presenta una pieza. Todos estos detalles,
y muchos más, deben ser considerados por el consumidor
en el momento de la compra.
La
venta al por menor de la carne fresca suele realizarse en dos
tipos de establecimientos: las carnicerías de minoristas
y los supermercados de autoservicio.
La diferencia fundamental entre ellos estriba en el modo de preparación
y distribución de los cortes de carne procedentes de cada
pieza. Los minoristas tradicionales disponen a la vista del público
los tajos enteros, y los cortan, trocean o pican en el mismo momento
de la venta, a requerimiento del comprador; y las piezas que no
van a ser vendidas inmediatamente se mantienen en la cámara
frigorífica. En los supermercados, por el contrario, los
cortes ya han sido preparados, y se ofrecen a la venta -normalmente-
ya empaquetados, en vitrinas frigoríficas.
En la carnicería tradicional, el corte espaciado de las
piezas ofrece la ventaja de disminuir el peligro de contaminación
microbiana del interior de las grandes masas; pero existe el inconveniente
de la no refrigeración de las piezas expuestas al público.
Por su parte, en el supermercado, existe una mayor higiene ambiental
y se mantiene la carne constantemente en refrigeración,
lo que alarga sensiblemente su vida comercial, que, en cualquier
caso, se admite que es de unas 72 horas.
Consejos para una buena conservación
En
lo que se refiere a la conservación de la carne en el hogar,
hay un límite de temperatura y tiempo que, en ningún
caso, deben sobrepasarse con el fin de evitar toxiinfecciones
alimentarias.
La carne de vacuno, comprada fresca, tiene una vida muy corta
y, aunque se mantenga en el frigorífico, debe cocinarse
antes de las 72 horas. Los despojos se alteran antes que las masas
musculares, por lo que conviene mantenerlos siempre en el frigorífico
o congelador hasta el momento de su utilización culinaria,
y evitar, como en el caso de la carne, exponerlos a cambios de
temperatura.
Tanto
si la carne ha de ser conservada durante largo tiempo, como si
se prevé cocinarla de manera inmediata, debe ser protegida
del contacto del aire, envuelta en lámina de plástico
o en papel de aluminio. Evitaremos así posibles contaminaciones
y preservaremos al mismo tiempo su calidad culinaria. La envoltura,
ya sea de plástico o de aluminio, deberá adaptarse
perfectamente al tamaño y la forma de las piezas, sin bolsas
de aire ni huecos. Previamente, se habrán eliminado los
tejidos grasos y tendones.
Si se dispone de un congelador con arcones por debajo de los 18
grados bajo cero, también puede conservarse en ellos la
carne comprada fresca. Es preciso, sin embargo, observar algunas
normas fundamentales de congelación y descongelación
para asegurar la calidad y buena conservación.
En primer lugar, la congelación debe ser lo más
rápida posible, con objeto de evitar la formación
de cristales de hielo de gran tamaño, que perjudican la
integridad de los tejidos. Y la descongelación será
mejor cuanto más lentamente se efectúe; para ello,
es conveniente llevarla a cabo en el frigorífico, aunque
parezca una pérdida de tiempo, ya que así se evita
en gran medida la exudación que arrastraría gran
parte del sabor y de nutrientes.
Cuando
se ha comprado carne congelada, el tiempo de conservación
es mucho mayor, lógicamente, si se mantiene en el mismo
estado, lo que se logra en congeladores con temperaturas por debajo
de los 18 grados bajo cero. Ello permite la conservación
durante varios meses.
La carne de ternera cocinada debidamente envasada, puede guardarse
congelada con absoluta tranquilidad. Obtendremos de esta manera
unos platos ya preparados y listos para consumir en cualquier
momento.
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