A
favor de la carne vacuna
Las carnes rojas son uno de los alimentos que aportan
proteínas más completas ya que tienen
todos los aminoácidos que nuestro cuerpo necesita,
los que serán utilizados en la formación
y reparación de los tejidos. Contienen vitaminas
del grupo B necesarias para el funcionamiento del sistema
nervioso, y entre ellas la vitamina B 12, necesaria
para el desarrollo de los glóbulos rojos. Son
fuente de hierro, mineral imprescindible para el rendimiento
físico y para el funcionamiento de nuestro cerebro,
conteniendolo en mayor proporción que las carnes
de ave y el pescado. Tambien aportan cobre, fósforo
y zinc.
Sin el aporte del grupo de las carnes, el cual incluye
no solo las rojas sino tambien las de ave, pescado,
visceras, cerdo y cordero, se hace muy dificil cubrir
las cantidades de hierro y de vitamina B 12 que necesitamos
a diario por lo que se llegar a producir anemia.
Otra importante razón de de los que optan por
su consumo es que la carne roja produce un mayor poder
de saciedad (prolonga más la ausencia de apetito)
que otros alimentos, como por ejemplo
el pescado.
En
contra
Son fuente de grasas saturadas y de colesterol, por
lo que consumidas en exceso, como es hábito en
Argentina, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Por su contenido en purinas deben ser evitadas por personas
que tengan el acido úrico elevado o los que
sufren de gota.
Son de dificil digestión y pueden no ser toleradas
para quienes tengan problemas gástricos o de
vesícula.
¿Qué
es el colesterol?
El colesterol es un tipo de grasa necesario para la
formación de todas las celulas de nuestro cuerpo
y de algunas hormonas. Es una sustancia imprescindible
para nuestro organismo, que el hígado se encarga
de producir en la cantidad adecuada. Algunos factores,
como la obesidad, el sedentarismo y la ingesta excesiva
de alimentos con grasas de origen animal, pueden elevar
el valor de colesterol en la sangre por lo que este
comienza a acumularse en las arterias dificultando el
paso de la sangre y transformandose en una causa de
enfermedad cardíaca.
Ventajas
de las carnes argentinas
En
los Estados Unidos y muchos países europeos las
vacas son criadas en galpones, alimentadas con granos
e incluso con harinas animales, acción desnaturalizante
que las transforma en carnivoras. En cambio la mayor
parte de la producción del ganado argentino se
lleva a cabo en llanuras donde se alimenta con pasto
y camina mucho, por lo que son vacas más flacas.
Esta es la razón por la que las carnes nacionales
contienen menor porcentaje de grasa intramuscular (aquella
que se concentra dentro de la carne y que no puede ser
separada con el cuchillo) mientras que las alimentadas
a grano tienen el doble de estas grasas y más
colesterol.
A pesar de estas ventajas para una alimentación
saludable debe evitarse su consumo en exceso.
Para
su mejor aprovechamiento
-
Al elegirla: debemos observar que su consistencia
sea firme y elástica, y su color rojo y brillante.
La grasa debe ser blanca o apenas amarillenta.
-
En lo posible, optar por los cortes más magros
(menos grasos): peceto, lomo, nalga o cuadril.
-
Guardarla en la parte más fría de la
heladera, cubierta pero no cerrada.
-
Tener en cuenta que en invierno duran en el congelador
unos 10 días envueltas en papel de aluminio,
y en verano solo 4 días. Si no se las guarda
en el congelador y reciben aire cada vez que se abre
la heladera duran menos tiempo.
-
La carne picada se debe utilizar antes de los dos
días de adquirida, luego de ello se vuelve
negra y se debe descartar.
-
Antes de la cocción retirar toda la grasa posible.
-
Prepararla a la plancha, parrilla o al horno sin aceite.
Evitar hacerla frita porque de esta manera aumenta
su contenido en grasas saturadas.
-
Hay que tener en cuenta que si se hierve parte de
sus nutrientes pasan al agua de cocción. Para
no
desaprovecharlos conviene utilizar ese caldo en salsas
o sopas.
-
No deben presentarse como platos únicos, sino
complementando a otros alimentos.
-
No recalentar varias veces una misma preparación
ya que esto provoca pérdidas en su valor nutritivo.
A
favor del pollo
Es tan rico en proteínas de alto valor biologico
como la carne vacuna. Contiene hierro, aunque en menor
proporción que aquella, y es fuente de fosforo
y potasio. Tambien aporta zink, presente especialmente
en sus partes más oscuras, acido fólico
y niacina.
Es bajo en colesterol, exeptuando la piel y los menudos,
y bajo en grasa intramuscular, ya que la mayor parte
de la grasa se encuentra en la piel, bajo ella, y en
un panículo adiposo que se encuentra en el abdomen
y que es fácil de remover.
Es bajo en calorías, especialmente la pechuga
que es la parte con más proteínas y menos
grasas.
Por su bajo contenido en purinas puede ser consumido,
sin caer en excesos, por personas
con ácido úrico elevado.
Es de facil digestión y es bien tolerado por
quienes sufren de gastritis, tienen problemas hepáticos
o de vesícula.
Por su consistencia tierna facilita la masticación.
En
contra
Si
se consume con piel tiene muy alto contenido de grasas
y de colesterol, al igual que sus menudos.
Si se trata de pollos industriales pueden contener gran
cantidad de de hormonas, como los estrógenos,
que reciben estas aves para acelerar su aumento de peso.
Estas sustancias pueden elevar el nivel de estrógenos
tanto en hombres como en mujeres, provocando transtornos
hormonales, predisponiendo a la pubertad precoz y al
cancer de mama. Todavía se desconocen cuales
pueden ser sus efectos a largo plazo.
Pollo
de granja o campo Vs. Pollo industrial
Los pollos industriales son que viven en cautiverio
toda su vida, hacinados, haciendolos comer día
y noche alimentos balanceados e incluso hormonas, para
que engorden rapidamente y abaratar así los costos.
Su carne es de sabor más suave y de color más
pálido que la de los pollos de granja o rurales.
En cambio los pollos de granja o de campo, los ecológicos
y los orgánicos son criados en espacios más
amplios como los gallineros siendo alimentados con granos,
por lo que son más musculosos y menos grasos,
resultando su carne más firme y sabrosa.
Para
su uso más saludable
-
En lo posible, elegir pollos orgánicos, ecológicos,
o los de granja o campo. El solo hecho de que en los
comercios sean ofrecidos como pollos de campo u orgánicos
no garantiza que lo sean, deben tener el sello que
autoriza al productor a rotularlos de esta manera.
-
En todos los casos deben tener la identificación
del productor y el número de habilitación
en la bolsa que lo contiene o fijado en la piel.
-
Al elegirlo, comprobar que la piel sea lisa y tersa,
que no esté pegajosa y que no presente manchas.
Un color amarillo intenso puede obsevarse en los alimentados
a maíz de cosecha fresca. Los reflejos verdosos
o violetas, o el extremo de las alas oscurecidas son
señales de que el pollo no es fresco.
-
Tener en cuenta que el pollo sin eviscerar solo se
mantiene 24 hs en la heladera, el eviscerado 2 días,
el pollo cocido 3 o 4 días y el congelado de
6 a 8 meses.
-
Una vez eviscerado y antes de cocinarlo, lavarlo bien
por dentro y fuera.
-
NUNCA consumir la piel, por más tentadora que
sea. No solo tiene alta cantidad de calorías,
grasas y colesterol: la mayor parte de los pesticidas
y de hormonas que pudo contener su alimentación
quedan fijados a la piel y a la grasa pegada a ella.
-
En cuanto a las formas de cocción, las más
sanas son a la parrilla y al horno. Afortunadamente
en nuestro país no tuvo exito el pollo frito,
popular entre los norteamericanos, que contiene alto
porcentaje de grasas saturadas.
- Evitar
el agregado de mayonesa ya que tambien aumenta su
contenido de grasas.
El
problema de los excesos
Un elevado número de adultos argentinos muere
por enfermedades cardiovasculares. Algunos de los factores
de riesgo son el sedentarismo, el sobrepeso y la hipertensión
arterial. Nuestros hábitos alimentarios son otros
factores de peso. Es frecuente el consumo excesivo de
carne vacuna, fiambres, embutidos, frituras, manteca,
mayonesa, malos hábitos como no retirar la piel
del pollo y la ingesta de cantidades exageradas de comida.
Y es habitual un bajo consumo de pescado, frutas y verduras,
alimentos que nos ayudan a vivir mejor.
Para una mejor nutrición, lo aconsejable sería
consumir carne vacuna entre 2 a 4 veces por semana y
pollo una o dos veces, para aprovechar sus beneficios
y minimizar sus riesgos, eligiendo las formas de preparación
más saludables. Y recordemos que limitar la ingesta
de las grasas de origen animal no es suficiente: es
necesario tambien el incremento del consumo de pescado
y de alimentos de origen vegetal.
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