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La
Academia Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología
calcula que hasta 2 millones de niños, o un 8%
de los niños en los Estados Unidos, tienen alergias
alimentarias y que el 90% de las reacciones alérgicas
a los alimentos se debe a ocho alimentos en particular:
leche, huevos, maníes, trigo, soja, pescado,
mariscos y nueces.
Si
sabe cuáles alimentos e ingredientes debe evitar,
podrá ayudar a su hija o hijo alérgico
a la leche a prevenir reacciones adversas.
La
alergia a la leche suele ocurrir por primera vez cuando
los bebés reciben una fórmula elaborada
con leche de vaca o cuando, a través de la leche
materna, se exponen a la leche de vaca que toma la madre.
Entre el 2% y el 3% de los bebés y niños
pequeños se ven afectados por la alergia a la
leche.
La
leche contiene proteínas, carbohidratos (como,
por ejemplo, azúcares), grasas, minerales y vitaminas.
La caseína es la principal proteína de
la leche de vaca y representa aproximadamente el 80%
del total de proteínas lácteas. La caseína
es la sustancia que integra la cuajada que se forma
al cortarse la leche. El 20% restante de las proteínas
de la leche de vaca se encuentran en el suero, la parte
acuosa que queda después de retirar la cuajada.
Las
proteínas presentes en la leche son las que provocan
reacciones alérgicas en algunas personas. Una
persona puede ser alérgica a las proteínas
en la caseína o a las proteínas del suero
de la leche y, en ocasiones, puede ser incluso alérgica
a ambas.
Hay
dos tipos principales de reacciones alérgicas
a la leche: reacciones de aparición rápida
y reacciones de aparición retardada. La reacción
rápida se presenta repentinamente (en cuestión
de segundos o de horas después de ingerir la
leche o el producto lácteo) acompañada
de síntomas que pueden incluir respiración
sibilante, vómitos, urticaria, angioedema (acumulación
de líquido en los tejidos corporales que provoca
hinchazón) y anafilaxia (una reacción
alérgica súbita y grave en todo el cuerpo).
La
reacción retardada es el tipo más común.
Los síntomas se desarrollan a lo largo de un
período de horas o días después
de ingerir la leche y pueden incluir heces poco consistentes
(posiblemente con sangre), vómitos, agitación
o irritabilidad e incapacidad para aumentar de peso
y crecer normalmente. Este tipo de reacción es
más difícil de diagnosticar debido a que
los mismos síntomas pueden ocurrir con enfermedades
distintas a la alergia. La mayoría de los niños
superará la alergia a la leche a los 2 o 3 años
de edad.
A
menudo la gente confunde la alergia a la leche con la
intolerancia a la lactosa, pero son problemas diferentes.
¿Cuáles son algunas de las diferencias?
- La
alergia a la leche es una reacción del sistema
inmune a las proteínas presentes en la leche
y los productos lácteos; en cambio, la intolerancia
a la lactosa es causada por la incapacidad del cuerpo
para descomponer la lactosa que es el azúcar
de la leche.
-
Los signos y síntomas de una alergia a la
leche suelen aparecer durante la lactancia, mientras
que la intolerancia a la lactosa es poco común
en los primeros años de vida.
-
La alergia a la leche puede afectar al aparato digestivo
así como a otros sistemas del cuerpo, como
por ejemplo, la piel y las vías respiratorias;
la intolerancia a la lactosa afecta a la digestión
únicamente, causando distensión, meteorismo
o evacuaciones de heces poco consistentes después
de beber leche o ingerir productos lácteos.
-
En casos raros, la alergia a la leche puede ser
potencialmente mortal; la intolerancia a la lactosa
no representa un peligro para la vida y a menudo
las personas afectadas con esta intolerancia pueden
consumir pequeñas cantidades de leche sin
presentar ningún síntoma.
Signos y síntomas
Cuando los niños alérgicos a la leche
beben o comen algo elaborado con leche o productos lácteos,
pueden presentar cualquiera de los siguientes síntomas.
(Por supuesto, estos síntomas también
pueden ocurrir con muchas otras enfermedades; por lo
tanto, la mejor opción consiste siempre en consultar
a su médico y confirmar o descartar la alergia
a la leche como una de las posibles causas.)
- agitación
o irritabilidad excesiva
-
dolor abdominal con calambres, vómitos o
diarrea
-
manchas o rastros de sangre o mucosidad en las heces
-
erupción cutánea
-
recurrencia de respiración sibilante, tos,
congestión o goteo nasal, resfriados o sinusitis
-
falta de desarrollo (el niño no logra aumentar
de peso ni crecer bien)
Algunos niños afectados por la reacción
de aparición rápida pueden sufrir una
reacción alérgica repentina y potencialmente
grave denominada anafilaxia que afecta a varios sistemas
del cuerpo (como por ejemplo, la piel, las vías
respiratorias, el tracto gastrointestinal y el sistema
cardiovascular). La anafilaxia puede provocar el descenso
de la presión arterial, el estrechamiento de
las vías respiratorias y la hinchazón
de la lengua de una persona, dificultando enormemente
la respiración; además, puede provocar
la pérdida del conocimiento y, en algunos casos,
incluso la muerte. La anafilaxia es mucho más
común en las alergias causadas por maníes,
nueces y mariscos que en la alergia a la leche.
En
caso de emergencia, a los niños con alergia a
la leche se les debería aplicar una inyección
de epinefrina que sólo puede conseguirse con
receta médica. Esta inyección viene en
un envase tipo bolígrafo muy fácil de
transportar que trae una sola dosis de autoadministración
(también se la denomina EpiPen). Si una persona
alérgica a la leche consume accidentalmente leche
o productos lácteos y sufre una reacción
anafiláctica, se le puede aplicar una inyección
de epinefrina para contrarrestar esa reacción.
El médico de su niño puede darle instrucciones
respecto a cómo usar y guardar la inyección
de epinefrina; es esencial que usted se familiarice
con el procedimiento.
Si
su hija o hijo tiene la madurez suficiente como para
llevar consigo su propia inyección de epinefrina
(los alergistas afirman que esto suele ocurrir a los
12 o 13 años de edad), asegúrese de que
ella o él lleve la inyección consigo en
todo momento (revise el reglamento de la escuela con
respecto a la tenencia de medicamentos). Si ella o él
tiene menos de 12 años, hable con la enfermera
de la escuela y sus maestros para ver si es posible
tener una de estas inyecciones a mano en la escuela
en caso de emergencia. De igual modo, asegúrese
de que las inyecciones de epinefrina estén disponibles
en su casa, así como en las casas de amigos y
familiares.
El
médico de su niño puede recomendar que
use una pulsera de alerta médica. También
es una buena idea llevar consigo un medicamento antihistamínico
de venta sin receta que puede contribuir a aliviar los
síntomas de la alergia en algunas personas, pero
los antihistamínicos deberían usarse como
un complemento de EpiPen, nunca como un sustituto de
la inyección.
Los
niños que se hayan tenido que aplicar una inyección
de epinefrina deben acudir inmediatamente a un centro
médico o a la sala de urgencias de un hospital
donde les puedan proporcionar tratamiento adicional
en caso de ser necesario. En general, hasta un tercio
de los casos de reacciones anafilácticas puede
presentar una segunda ola de síntomas que ocurren
varias horas después del ataque inicial; por
lo tanto, podría ser necesaria la permanencia
del niño bajo observación en una clínica
o un hospital durante 4 a 8 horas después de
la reacción.
Cómo
alimentar a un bebé alérgico a la leche
Si se determina que su bebé tiene reacciones
de aparición rápida por la alergia a las
proteínas de la leche de vaca, probablemente
su médico le recomendará el cambio a una
fórmula elaborada con soja. Las fórmulas
elaboradas con soja contienen las proteínas que
se encuentran en los granos de soja en lugar de las
proteínas presentes en la leche de vaca. La mayoría
de las mismas vitaminas y minerales que se hallan en
las fórmulas elaboradas con leche de vaca también
se encuentran en las fórmulas elaboradas con
soja, por lo cual el valor nutritivo de las dos fórmulas
es prácticamente igual. Sólo entre un
8% y un 15% de los bebés con alergia de aparición
rápida presenta también una reacción
adversa a las fórmulas de soja.
Si
el cambio a la fórmula de soja no acaba con los
síntomas, se suele cambiar la alimentación
del bebé a una fórmula hipoalergénica.
La proteína presente en las fórmulas hipoalergénicas
pasa por un tratamiento especial para reducir las probabilidades
de que provoque una reacción alérgica.
Aproximadamente
la mitad de todos los bebés que sufren reacciones
alérgicas de aparición retardada, que
son más comunes, también son alérgicos
a las fórmulas de soja, en cuyo caso se recomienda
el uso de una fórmula hipoalergénica.
Puesto que las fórmulas hipoalergénicas
pueden costar hasta tres veces más que las fórmulas
estándar elaboradas con leche de vaca o soja,
antes de efectuar el cambio es una buena idea asegurarse
de que su hija o hijo esté entre el 2% o 3% de
los niños con diagnóstico de alergia a
las proteínas de la leche. Pregúntele
al médico de su niño cuál sería
la fórmula más adecuada para su caso.
Existen
dos tipos principales de fórmulas hipoalergénicas
disponibles:
- las
fórmulas extensamente hidrolizadas, en las
cuales las proteínas de la leche de vaca
se han descompuesto o "predigerido", haciéndolas
menos alergénicas que las proteínas
completas de las fórmulas regulares.
-
las fórmulas infantiles con aminoácidos,
es decir, las fórmulas que contienen proteínas
en su forma más simple y pueden recomendarse
si la salud de su bebé no mejora con el cambio
a una de las fórmulas hidrolizadas.
(Tenga presente que las fórmulas etiquetadas
como fórmulas de proteínas parcialmente
hidrolizadas NO se consideran hipoalergénicas.)
Es
posible que el médico de su niño sugiera
el cambio de una fórmula elaborada con leche
de vaca a la lactancia materna exclusiva. La lactancia
materna de un bebé alérgico a la leche
debe realizarse bajo la estricta supervisión
de un dietista diplomado porque se debe seguir una dieta
rigurosa para garantizar la ingestión adecuada
de nutrientes a la vez que se eliminan de la dieta del
bebé las proteínas de la leche de vaca.
Debido a que las proteínas de la leche de vaca
provenientes de los productos lácteos incluidos
en la dieta de la madre pueden pasar a la leche materna,
todos los productos lácteos deben eliminarse
de la dieta de la madre. Siguiendo los consejos de un
dietista, la madre lactante puede encontrar fuentes
alternativas de calcio y otros nutrientes vitales que
se encuentran en los productos lácteos.
Cómo
alimentar a un niño de más edad alérgico
a la leche
Una vez que el niño ha pasado la etapa de la
fórmula y está comiendo y bebiendo alimentos
y líquidos normales, evitar la leche y los productos
lácteos puede llegar a ser extremadamente difícil.
Un
dietista o nutricionista diplomado puede recomendar
y supervisar una dieta sin leche que sea sana y nutritiva.
Este profesional elaborará una lista de alimentos
alternativos que sustituirán a los nutrientes
de la leche, como por ejemplo, calcio, riboflavina y
vitamina D, que su hija o hijo necesita.
Además
de no beber leche, las personas alérgicas a la
leche deben leer con mucha atención las etiquetas
de todos los alimentos que deseen comer y hacer preguntas
sobre ellos.
La
leche puede estar oculta en muchos alimentos, incluso
en aquellos que uno nunca se imaginaría que contienen
leche, como por ejemplo, carnes procesadas, alimentos
endulzados con azúcar moreno, atún enlatado
y chocolate. La larga lista de otros alimentos e ingredientes
que se deben evitar incluye los siguientes:
- mantequilla
y productos afines (incluyendo el sabor artificial
a mantequilla, la grasa de mantequilla, los sólidos
de mantequilla, el aceite de mantequilla, el suero
de mantequilla y la esencia de mantequilla natural)
-
colorante o esencia de caramelo
-
productos de caseína y caseinatos (incluyendo
los caseinatos de amonio, calcio, hierro, magnesio,
potasio, cuajo, sodio y zinc)
-
queso
-
requesón
-
crema y cuajadas de crema
-
flan
-
sustitutos de la grasa, como por ejemplo, Opta y
Simplesse
-
saborizantes y esencias artificiales y naturales
(incluyendo esencia de crema bávara, esencia
de azúcar moreno, esencia de caramelo, esencia
de crema de coco, algunos aderezos y concentrados
naturales para las carnes y las aves, agentes aglutinantes,
rellenos, concentrado de huevo natural, pescado
enlatado, papas condimentadas y saborizadas con
queso crema y cebolla, totopos o nachos de maíz
y papas fritas condimentadas)
-
mantequilla clarificada
-
leche de cabra (contiene proteínas similares
a las de la leche de vaca)
-
combinación de leche y crema (half-and-half)
-
harina con elevado contenido proteínico y
otros tipos de proteínas añadidas
(en particular las proteínas que se hallan
en los alimentos "de gran contenido energético"
que frecuentemente contienen proteínas lácteas)
-
sustancias hidrolizadas (incluyendo la caseína
hidrolizada y las proteínas lácteas
hidrolizadas)
-
lactosa (y otros productos que comienzan con las
letras 'lact' como lactoalbúmina, fosfato
de lactoalbúmina, lactato, ácido láctico,
lactoferrina, lactoglobulina y lactulosa)
-
margarina
-
leche en todas sus formas (incluyendo leche condensada,
leche deshidratada, sólidos de leche deshidratada,
leche evaporada, leche baja en grasas, leche sin
grasa o leche descremada, derivados de la leche,
grasa láctea, polvos lácteos, proteínas
lácteas, sólidos lácteos, leche
malteada y leche en polvo)
-
crema agria, sólidos de crema agria y sólidos
de leche agria
-
suero y productos del suero (incluyendo suero deslactosado,
suero desmineralizado, suero en polvo, concentrado
de proteínas de suero y proteínas
hidrolizadas de suero)
-
yogur
Se pueden utilizar muchos productos no lácteos
en lugar de la leche o los productos lácteos.
Sin embargo, tenga en cuenta que sólo porque
un alimento lleve la etiqueta "no es un producto
lácteo", no significa necesariamente que
no tenga leche. Incluso una etiqueta que indique "sin
leche" puede ser engañosa. Por ejemplo,
se afirma que algunos quesos de soja no tienen leche,
pero pueden contener proteínas lácteas
de todos modos. Por esa razón siempre es importante
leer todas las etiquetas de los alimentos si se tiene
una hija o un hijo alérgico a la leche.
Al
comer fuera de su casa, recomiende a sus hijos pedir
las comidas más sencillas y haga preguntas específicas
al personal del restaurante acerca de los ingredientes
de las comidas en el menú. Deben evitarse los
alimentos fritos y los alimentos preparados con pasta
para rebozar, incluso si esa pasta no contiene productos
lácteos, el aceite que se use para freír
los alimentos puede haber sido utilizado para freír
algún otro alimento que sí contenía
leche. La contaminación cruzada puede ser un
problema sobre todo en los servicios de bufet en los
cuales las cucharas para servirse pasan a menudo de
un contenedor a otro, entre los cuales puede haber comidas
que contengan leche o productos lácteos.
La
contaminación cruzada también puede ocurrir
fácilmente en casa. Asegúrese de usar
distintos cuchillos para untar mantequilla y preparar
emparedados y usar distintos contenedores para las papas
fritas, las galletas u otros alimentos que la gente
podría tocar después de haber tocado algún
queso o alguna salsa para bocaditos u otro producto
lácteo.
Entre
algunas buenas alternativas a la leche y los productos
lácteos podemos mencionar:
- Para
hornear: los sustitutos de la leche dan
resultados tan buenos como los de la leche y, en
algunos casos, incluso mejores. Los jugos de frutas
también dan buenos resultados al hornear
comidas, pero se debería reducir la cantidad
de azúcar añadida. En los casos en
los cuales se use la leche únicamente como
un líquido, reemplace la leche con agua o
agua de arroz. La margarina sin contenido lácteo,
la grasa vegetal o la mantequilla de soja (si su
hija o hijo tolera la soja) pueden reemplazar a
la mantequilla verdadera. El tofu hecho puré
da buenos resultados para espesar comidas.
-
Para desayunos: leche de arroz o de soja
(siempre y cuando se tolere la soja) enriquecida
con calcio
-
Para emparedados y refrigerios: productos
vegetarianos, como el queso vegetariano, que pueden
conseguirse en las tiendas de alimentos naturistas
y se elaboran sin huevos ni leche
-
Para dulces: postres congelados,
helados de agua, budines y paletas heladas elaborados
con soja (siempre y cuando se tolere la soja) o
a base de arroz
Los maestros, las enfermeras escolares y las guarderías
también deben estar al tanto de la alergia de
su hija o hijo a la leche. Trate de conseguir los menús
de los almuerzos escolares con antelación para
ayudarle a seleccionar las comidas con prudencia o prepárele
un almuerzo en casa si no es posible evitar la contaminación
cruzada.
Tener
alergia a la leche no significa que sus hijos no puedan
disfrutar de las comidas. En efecto, hay quienes opinan
que algunos de los sustitutos de la leche como, por
ejemplo, la leche de soja con sabor a vainilla, saben
mejor que la leche de vaca normal. Como ocurre con cualquier
dieta especializada, probablemente su hija o hijo descubrirá
que la necesidad de evitar la leche le brinda la oportunidad
de descubrir algunos alimentos excelentes que nunca
hubiera probado si no fuese por la alergia. |