¿Que
tienes que saber sobre esta dieta? Consejos y
recomendaciones aquí.
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QUEMADORES
DE GRASA NATURALES
Cada
década tiene su nutriente estrella. En los
ochenta, los hidratos de carbono eran reivindicados
y la gente tendía a comer pastas y papas; y
en los noventa, fueron las grasas las que estuvieron
en boca de todos, planteando la existencia de las
buenas y las malas. En la primera década de
este siglo fueron las proteínas, el nutriente
estelar. Las dietas proteicas surgidas en los últimos
quince años fueron consideradas clave para
bajar de peso.
También llamadas hiperproteicas, se caracterizan,
tal como su nombre lo indica, por un alto nivel de
proteínas y porque llegan a aportar entre el
30 al 50% del total de calorías que se consume
diariamente y por ser bajas en hidratos de carbono.
La cuestión a resolver es… ¿son
seguras?
¿Cómo
funciona?
Este tipo de dietas se focaliza en el consumo de alimentos
ricos en proteínas los cuales tienen gran poder
saciógeno. Normalmente, los hidratos de carbono
son la fuente energética preferida por el organismo.
Pero, en el caso de este tipo de dietas donde se restringen
drásticamente los hidratos de carbono, el organismo
recurre a un estado metabólico llamado “cetosis”,
proceso por el que el cuerpo quema su propia grasa
para obtener energía. A mediano plazo, este
fenómeno puede causar fallas en ciertos órganos
y provocar gota, cálculos renales o falla renal.
Generalmente, cuando una persona padece cetosis siente
menos hambre y, en consecuencia, ingiere menos alimentos
(a la vez presenta mal aliento).
Controversias
de su uso
Para la mayoría de las personas sanas, la dieta
proteica no es dañina siempre y cuando se siga
durante unos pocos meses. Incluso ayuda a descender
de peso. Sin embargo, a largo plazo, este
tipo de dieta puede provocar ciertas alteraciones
en el organismo como:
Problemas
en el hígado
y renales
debido a que se sobrecarga al organismo cuando se
intenta eliminar todos los productos de desecho
del metabolismo proteico.
Deficiencias
nutrimentales
por la falta de fibra lo que puede derivar en constipación
o diverticulitis. A la vez se puede incrementar
el riesgo de padecer cáncer de colon. Además,
por el hecho de comer proteínas se tiende
a dejar de lado los vegetales, cereales, legumbres,
pastas y otros alimentos saludables lo que puede
llevar a carencias de nutrientes esenciales como
vitaminas y minerales.
Aumento
del riesgo de enfermedad cardiaca
porque, como en estas dietas no hay una firme restricción
de grasas, se promueve el consumo de alimentos ricos
en ellas como carnes, fiambres, quesos y lácteos
enteros.
Posible
pérdida de masa ósea. El
exceso de proteínas ha sido relacionado con
la pérdida de masa ósea porque cuanto
más proteínas se consumen, más
calcio se excreta, algo que aun los científicos
no han logrado comprender.
Aumento
de peso. Si se consumen más proteínas
de las que realmente el organismo necesita, se puede
ganar peso. De hecho, si se consume más calorías
diarias que las necesarias, aunque provengan de
las proteínas, el organismo las guardará
como grasa.
Deshidratación.
Al contar con un exceso de proteínas, el
organismo necesita más cantidad de agua para
eliminarlo.
Conclusión
Si realmente quiere hacer una dieta hiperproteica,
practíquela durante un corto período,
seleccionando las proteínas con sensatez y
libérese de aquellas que poseen grasas como
los fiambres y los quesos, entre otros.
Las
buenas opciones de proteínas saludables son
pescados, pollo sin la piel, carne y cerdo magros,
y lácteos descremados. Además, incluya
hidratos de carbono ricos en fibra como cereales integrales,
legumbres y vegetales y frutas, repletos de nutrientes.
Siempre recuerde que la mejor manera de lograr y mantener
un peso adecuado es a través de una alimentación
equilibrada y saludable, y por último, siempre
cuente con la supervisión de un nutricionista
antes de emprender no solo ésta sino cualquier
dieta.