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La
boca es uno de los puntos fronterizos entre el mundo
exterior e interior de nuestro organismo. Ahí
comienza el largo proceso de la digestión que
no pocas veces resulta abortado por el estilo de vida
apresurado que suele marcar nuestros días o por
hábitos poco saludables que comprometen el proceso
de asimilación de los nutrientes esenciales al
organismo.
- Cuándo
debemos comer
La regla fundamental para comer es hacerlo cuando
tenemos hambre y nunca sin él. No existiendo
hambre sólo podrá comerse crudo. La
inapetencia es una defensa del organismo que trata
de impedir que ingiramos un alimento que no va a poder
digerirse normalmente.
El alimento por bueno que sea, que se come a la fuerza,
sin hambre, pasa a ser un veneno para el organismo.
Un buen apetito es el mejor prólogo de una
buena digestión.
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Qué debemos comer
La selección adecuada del alimento es la primera
fase de la normalidad digestiva. Debemos elegir el
alimento sano, liviano, de fácil digestión
y refrescante. Estas condiciones óptimas de
digestibilidad se encuentran en las frutas, verduras
y semillas que son, precisamente, lo que debemos comer
y conviene a nuestra salud.
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Cómo debemos comer
Debemos comer con hambre, ensalivando, masticando
y deglutiendo completamente los alimentos, sin olvidar
que el estómago no tiene dientes y que la primera
digestión se hace en la boca. De aquí
la importancia de una dentadura completa y sana. Mejor
sabor se gusta a los alimentos masticándolos
pausadamente y por completo.
Debemos comer tranquilos, libres de preocupaciones,
sin prisa, disponiendo del tiempo necesario para digerir
sin mayor apremio.
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Dónde debemos comer
Lo natural y más conveniente a nuestra salud
es hacerlo al aire libre, rodeado de las comodidades
necesarias, en la buena compañía de
nuestros seres queridos y en medio del ambiente de
belleza que nos brinda la naturaleza.
Si no es posible hacerlo así diariamente, aprovechemos
la ocasión que nos brindan los días
festivos para realizar excursiones, acampar o hacer
picnic.
En la ciudad el lugar ideal es un comedor alegre en
que se conjuguen: la buena compañía,
la preparación de la mesa, la tonalidad de
la luz, la presentación de los alimentos y,
si es posible, el acompañamiento musical.
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Cuánto debemos comer
La cantidad de alimento que debemos comer es aquella
necesaria para saciar el hambre natural.
Sea que estimulemos nuestro apetito con aperitivos
u otros artificios o que comamos en exceso, causaremos
daño a la salud.
Consejos adicionales
Haz tiempo para comer
Comer
rápido es un invento de la Revolución
Industrial para que los empleados pierdan el menor tiempo
posible, sin tener en consideración su salud,
y ciertamente tampoco su desempeño. Digerir los
alimentos es probablemente la actividad más compleja
que realiza el cuerpo humano, y hacerlo mientras estamos
enojados, angustiados o resolviendo problemas obstaculiza
el proceso. Tomarse un tiempo puede ser la diferencia,
en especial si los alimentos que comemos son pesados,
contienen exceso de sal o azúcar o son ricos
en grasas.
Mastica
Muchas
veces olvidamos que la digestión empieza en la
boca. Tendemos a dejar todo el trabajo al estómago,
pero resulta que el estómago no puede cumplir
muchas actividades que se realizan en la boca.
La saliva es ligeramente alcalina y ayuda a disolver
algunos alimentos en formas que los jugos gástricos
(que son ácidos) no pueden hacerlo. Además,
al masticar adecuadamente, damos información
al páncreas y la vesícula biliar sobre
los alimentos que se aproximan, para que liberen los
químicos adecuados.
El tiempo que le requiere al estómago disolver
alimentos mal masticado puede conducir a gastritis y
a otros problemas digestivos.
Evita los líquidos
Los
líquidos obstaculizan la salivación de
los alimentos. Puedes consumir líquidos antes
de comer para estimular la salivación, o después,
para ayudar a la digestión. Durante la comida,
no los uses. Si lo que comes es muy seco y te parecen
necesarios, es probable que debas dejar de comerlo.
Evidentemente, una excepción son caldos y sopas,
que deben comerse siempre como primer plato.
Evita
sobrecalentar las proteínas
Evidentemente,
muchos alimentos no son recomendables crudos, como el
pollo o el puerco, pero la mayoría de los alimentos
ricos en proteínas contienen enzimas que ayudan
a su digestión, y si se exponen a altas temperaturas,
pueden perder estas enzimas.
Es el caso particular del miso, un excelente alimento
rico en proteínas, pero no del amaranto, que
es el único alimento no animal con todo el espectro
de proteínas, pero que no puede digerirse crudo.
Consume alimentos fermentados a diario
Todas
las culturas contienen en su dieta original alimentos
fermentados. La inteligencia de la alimentación
ancestral reconoce el valor de los microorganismos presentes
en estos alimentos, claves para el funcionamiento de
los intestinos.
Incorpora alimentos integrales
Los
alimentos integrales son, como regla general, superiores
a los alimentos refinados. Debe comerse toda la parte
comestible, ya que se complementan los nutrientes contenidos
en todas las partes. Si las semillas son comestibles,
deben comerse; si la piel es comestible, también.
La mayoría de los alimentos que se separan o
refinan lo hacen por considerar duración, manejabilidad
y economía, más no porque así se
obtenga ningún beneficio nutricional. Si existe
el riesgo de que alguna de las partes esté contaminada
por aditivos o fertilizantes, procura consumir productos
orgánicos.
Evita lo artificial
A
excepción de la sal, nada de lo que incluyas
en tu dieta debe provenir de fuentes no animales ni
vegetales. No existe ninguna razón que justifique
el consumir colorantes, aditivos u otras sustancias.
Limita los medicamentos a situaciones que pongan en
riesgo tu salud y tu vida y prefiere los remedios naturales.
La
satisfacción no es prioritaria
Tu
comida debe ser deliciosa, suculenta, atractiva, pero
no desbordante. Incluso los mejores alimentos deben
comerse con moderación. Ésta es una importante
clave para la salud y la longevidad.
Sirve porciones pequeñas, come despacio, mastica
conscientemente y reposa unos minutos antes de servirte
de nuevo. Descubrirás que es fácil comer
mucho menos de lo que acostumbras. No dejes que la ansiedad
dicte la velocidad ni la cantidad que comes. |