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| Según
la institución científica, son tan seguros
como los cultivos producidos por otras técnicas |
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Un
informe dado a conocer por la Academia Nacional de Ciencias de
los Estados Unidos afirma que los cultivos genéticamente
modificados no presentan riesgos para la salud que no existan
en los creados por otras técnicas, incluyendo la hibridación
convencional, según publica en su edición de ayer
The New York Times.
.
Sin embargo, subraya el informe, la ingeniería genética
y otras técnicas utilizadas para crear nuevos cultivos
podrían resultar involuntariamente dañinas, por
lo que deberían someterse a un estricto control antes de
su introducción en el mercado.
.
"El mensaje de este informe es que lo que importa es el producto,
no el sistema que se utiliza para crearlo", dijo Jennifer
Hillard, una de las especialistas que redactó el informe.
Los miembros del comité aseguraron que los alimentos que
ya se encuentran en el mercado son seguros.
.
Ambos bandos del polarizado debate sobre los alimentos derivados
de cultivos transgénicos encontraron elementos positivos
y negativos en el informe.
"Identificaron claramente que hay problemas significativos
con nuestra capacidad tecnológica para identificar los
cambios que pueden ocurrir con los cultivos modificados",
dijo Doug Gurian-Sherman, investigador del Centro para la Seguridad
Alimentaria de Washington, que se opone a los cultivos transgénicos.
Pero los que respaldan la biotecnología se sintieron satisfechos
por su afirmación de que los riesgos de los alimentos transgénicos
no son exclusivos. Michael Phillips, vicepresidente de la Organización
de la Industria Biotecnológica, dijo en un comunicado que
el informe "debería convencer a los pocos que continúan
cuestionando la seguridad de estos cultivos".
.
La ingeniería genética consiste en la transferencia
de un gen específico entre un organismo y otro. La hibridación,
por su parte, consiste en la mezcla de miles de genes, la mayoría
desconocidos. Otra técnica es el bombardeo de las plantas
con radiación o su exposición a químicos
para inducir mutaciones al azar, con la esperanza de encontrar
una que se considere deseable. Los cultivos producidos por técnicas
diferentes de la ingeniería genética prácticamente
no están sometidos a regulaciones.
.
Para el doctor Marcelo Criscuolo, director ejecutivo de la compañía
biotecnológica Biosidus, las conclusiones de la Academia
de Ciencias de los Estados Unidos eran esperables: "Si un
pequeño agricultor cultiva lechuga y la lleva al mercado,
no tiene que someterse a ningún control. En cambio, los
alimentos derivados de organismos transgénicos están
sometidos a una enormidad de controles. Y está bien que
así sea. Pero esta conclusión no me sorprende -afirma-.
En el mundo científico, no había muchas dudas al
respecto". Actualmente, los investigadores de Biosidus están
desarrollando papas con resistencia a virus.
.
El investigador subraya que la Comisión Nacional Asesora
de Biotecnología Agropecuaria, entidad regulatoria local
en esta materia, analiza el impacto de los cultivos transgénicos
en el medio ambiente, determina la necesidad de producirlos, realiza
inspecciones y mantiene un registro de organismos genéticamente
modificados.
.
Por su parte, el doctor Alejandro Mentaberry, investigador del
Conicet y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
de la UBA, explicó que "Todos los riesgos que pudieran
tener los alimentos derivados de transgénicos son mensurables
con la tecnología de la que disponemos actualmente. Podemos
detectar hasta una única molécula, de modo que cualquier
riesgo que exista es evitable". Y agregó: "Nuestra
dieta actual es producto del método de ensayo y error que
la humanidad empleó durante diez mil años. Todos
los alimentos tienen algún tipo de tóxico, pero
en las cantidades que comemos habitualmente no hacen daño.
Por otro lado, un tomate transgénico es más parecido
a su parental (es decir, aquel del que deriva) que un tomate común
con otro tomate. Cuando se habla de alimentos, lo importante es
la composición, que se mide por bandas variables. Luego
se la compara con la de alimentos de los que se sabe que son saludables".
El
principal producto de exportación
El
impacto económico que tiene la adopción de la biotecnología
en la agricultura local es fundamental. Alcanza con tener en cuenta
que la soja, en la forma de poroto, harina y aceite, representa
el principal generador de divisas por exportaciones de bienes
para el país, con un cuarto de las ventas totales, por
valor de unos 7100 millones de dólares.
.
Desde que en 1996 fue autorizada la siembra de la primera variedad
de soja genéticamente modificada, la producción
del cultivo prácticamente se triplicó al pasar de
12 millones de toneladas a casi 35 millones en apenas siete años.
.
La soja RR les permitió a los productores ahorrar costos
porque mediante la incorporación de un gen resistente a
un único herbicida, el glifosato, no hizo falta adquirir
otros agroquímicos. Sólo en los primeros cinco años
se gastaron unos 2500 millones de dólares menos que si
no se hubiera aplicado este avance científico. Esa velocidad
en la adopción de la biotecnología agrícola
convirtió a la Argentina en el segundo país del
mundo, detrás de los Estados Unidos, por el número
de hectáreas con cultivos transgénicos.
.
Pero la soja no es el único producto genéticamente
modificado que se cultiva en el país. También hay
maíz (un 50% de la producción) y algodón.
Hace unas semanas el Gobierno autorizó una nueva variedad
de maíz que también permitiría ahorrar costos
a la producción y mejorar la competitividad de la economía.
.<<
Comienzo de la notaUn informe dado a conocer por la Academia Nacional
de Ciencias de los Estados Unidos afirma que los cultivos genéticamente
modificados no presentan riesgos para la salud que no existan
en los creados por otras técnicas, incluyendo la hibridación
convencional, según publica en su edición de ayer
The New York Times.
.
Sin embargo, subraya el informe, la ingeniería genética
y otras técnicas utilizadas para crear nuevos cultivos
podrían resultar involuntariamente dañinas, por
lo que deberían someterse a un estricto control antes de
su introducción en el mercado.
.
"El mensaje de este informe es que lo que importa es el producto,
no el sistema que se utiliza para crearlo", dijo Jennifer
Hillard, una de las especialistas que redactó el informe.
Los miembros del comité aseguraron que los alimentos que
ya se encuentran en el mercado son seguros.
.
Ambos bandos del polarizado debate sobre los alimentos derivados
de cultivos transgénicos encontraron elementos positivos
y negativos en el informe.
.
"Identificaron claramente que hay problemas significativos
con nuestra capacidad tecnológica para identificar los
cambios que pueden ocurrir con los cultivos modificados",
dijo Doug Gurian-Sherman, investigador del Centro para la Seguridad
Alimentaria de Washington, que se opone a los cultivos transgénicos.
Pero los que respaldan la biotecnología se sintieron satisfechos
por su afirmación de que los riesgos de los alimentos transgénicos
no son exclusivos. Michael Phillips, vicepresidente de la Organización
de la Industria Biotecnológica, dijo en un comunicado que
el informe "debería convencer a los pocos que continúan
cuestionando la seguridad de estos cultivos".
.
La ingeniería genética consiste en la transferencia
de un gen específico entre un organismo y otro. La hibridación,
por su parte, consiste en la mezcla de miles de genes, la mayoría
desconocidos. Otra técnica es el bombardeo de las plantas
con radiación o su exposición a químicos
para inducir mutaciones al azar, con la esperanza de encontrar
una que se considere deseable. Los cultivos producidos por técnicas
diferentes de la ingeniería genética prácticamente
no están sometidos a regulaciones.
.
Para el doctor Marcelo Criscuolo, director ejecutivo de la compañía
biotecnológica Biosidus, las conclusiones de la Academia
de Ciencias de los Estados Unidos eran esperables: "Si un
pequeño agricultor cultiva lechuga y la lleva al mercado,
no tiene que someterse a ningún control. En cambio, los
alimentos derivados de organismos transgénicos están
sometidos a una enormidad de controles. Y está bien que
así sea. Pero esta conclusión no me sorprende -afirma-.
En el mundo científico, no había muchas dudas al
respecto". Actualmente, los investigadores de Biosidus están
desarrollando papas con resistencia a virus.
.
El investigador subraya que la Comisión Nacional Asesora
de Biotecnología Agropecuaria, entidad regulatoria local
en esta materia, analiza el impacto de los cultivos transgénicos
en el medio ambiente, determina la necesidad de producirlos, realiza
inspecciones y mantiene un registro de organismos genéticamente
modificados.
.
Por su parte, el doctor Alejandro Mentaberry, investigador del
Conicet y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
de la UBA, explicó que "Todos los riesgos que pudieran
tener los alimentos derivados de transgénicos son mensurables
con la tecnología de la que disponemos actualmente. Podemos
detectar hasta una única molécula, de modo que cualquier
riesgo que exista es evitable". Y agregó: "Nuestra
dieta actual es producto del método de ensayo y error que
la humanidad empleó durante diez mil años. Todos
los alimentos tienen algún tipo de tóxico, pero
en las cantidades que comemos habitualmente no hacen daño.
Por otro lado, un tomate transgénico es más parecido
a su parental (es decir, aquel del que deriva) que un tomate común
con otro tomate. Cuando se habla de alimentos, lo importante es
la composición, que se mide por bandas variables. Luego
se la compara con la de alimentos de los que se sabe que son saludables".
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