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| Si
pensaba que el intestino sólo estaba relacionado
con la digestión, se sorprenderá al saber
que desempeña un papel fundamental en el sistema
inmunológico. Además, la microflora intestinal
es esencial para el funcionamiento de ambos sistemas. |
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Existen
varios cientos de especies de bacterias diferentes, situadas principalmente
en el colon. El tracto gastrointestinal es estéril cuando
nacemos, pero desarrolla rápidamente una microflora intestinal
que varía en función de factores tales como las
circunstancias del nacimiento, la alimentación en la infancia,
el uso de antibióticos, la dieta y la edad.
Microflora y digestión
La función principal del intestino es absorber agua y nutrientes.
La labor específica de la microflora del colon durante
la digestión consiste en fermentar la sustancias aportadas
por los alimentos (por ejemplo, las fibras alimentarías),
que no pueden digerirse en el intestino delgado. Esta fermentación
produce, entre otras moléculas, ácido láctico
y ácidos grasos de cadena corta (acético, propiónico
y butírico). Este último proporciona energía
al revestimiento de la pared del colon, mejora la absorción
de minerales e influye de manera beneficiosa en el metabolismo
de la glucosa y los lípidos en el hígado.
Microflora
y función inmunológica
Existen tres vías principales a través de las cuales
el intestino actúa como sistema de defensa. La primera
es mediante la microflora que alberga, que protege contra las
invasiones bacterianas. Entre los mecanismos se encuentran la
disputa por los nutrientes y los receptores en la pared del intestino
y la creación de un medio adverso para los patógenos
(por ejemplo, un pH bajo).
En
segundo lugar, las células de la pared intestinal no sólo
absorben nutrientes, sino que además constituyen una barrera
protectora que impide la entrada de sustancias dañinas.
En tercer lugar, el intestino dispone de un sistema inmunológico
compuesto por células (inmunecitos) especializadas. Los
inmunecitos son capaces de generar una respuesta innata propia
y al mismo tiempo desencadenan la producción de anticuerpos,
proteínas que atacan a otras proteínas llamadas
antígenos –en este caso, el patógeno invasor–
para desactivarlas y eliminarlas del cuerpo. Nuestra flora intestinal
comunica con las células del sistema inmunológico
gastrointestinal y el hígado para presentar una respuesta
coordinada ante los antígenos alimentarios y los microorganismos
nocivos.
Por
tanto, la microflora intestinal es esencial para que el mecanismo
de protección funcione correctamente. De hecho, no tener
un buen equilibrio bacteriológico en el intestino se asocia
con afecciones como el síndrome del intestino irritable,
la inflamación del intestino, el cáncer de colon
y la gastroenteritis. Los cambios en la dieta y en los hábitos
alimentarios, así como el uso de antibióticos, pueden
desestabilizar el equilibrio de la microflora intestinal, disminuyendo
la cantidad de bacterias beneficiosas, como el lactobacilo y la
bifidobacteria, con respecto a la presencia de microorganismos
dañinos o patógenos, como el clostridium o el enterococo.
Las
bacterias y la salud del intestino
En
el colon humano residen más de 200 especies de bacterias,
algunas de las cuales están siendo estudiadas para analizar
sus efectos y su papel en la salud del intestino.
Una
persona adulta es portadora de más de 1 Kg de bacterias
intestinales, y excreta su propio peso en bacterias fecales cada
año. Se cree que algunas de estas bacterias como los lactobacilos
y la bífidobacteria, son beneficiosas para la salud.
Los
estudios iniciales indican que estas bacterias buenas o "probióticas"
ayudan a mantener un equilibrio bacteriano saludable, estimulan
la inmunidad intestinal y evitan la aparición de organismos
patógenos que causan las alteraciones estomacales e intestinales
y la diarrea. Además, se están llevando a cabo otros
estudios sobre el posible papel de las sustancias probióticas
en la prevención de alergias, la mejora de la evacuación
intestinal y la formación de ciertas vitaminas.
Las
sustancias probióticas y prebióticas
Se
han desarrollado algunos productos alimentarios capaces de modificar
la composición de la microflora intestinal y, posiblemente,
mejorar la salud. Estos productos contienen probióticos,
prebióticos y simbióticos (una combinación
de probióticos y prebióticos), que según
han demostrado numerosos estudios clínicos tienen efectos
prometedores.
Los
probióticos (como bacterias lácticas específicas)
son microorganismos vivos que, si se ingieren en cantidades suficientes,
aportan beneficios para nuestra salud además de alimentarnos.
Se encuentran sobre todo en productos lácteos fermentados.
Los
prebióticos son componentes alimentarios no digeribles
que pertenecen a la familia de las fibras que sirven de alimento
a determinados microorganismos de la flora intestinal y estimulan
su crecimiento o actividad (por ejemplo, especies de bifidobacterias
o lactobacilos). Se encuentran de manera natural en algunos alimentos
(por ejemplo, cebollas, alcachofas, plátanos, endibias
y puerros) o se pueden añadir a otros alimentos (como el
pan o a las galletas).
Es
preciso proseguir las investigaciones sobre la importancia de
la microflora del colon para la salud y el bienestar. Sin embargo,
los descubrimientos realizados hasta la fecha revelan una influencia
positiva en el estreñimiento, la diarrea, el sistema inmunológico,
el cáncer y la absorción de minerales. Por esta
razón, cada día se concede más importancia
al hecho de cuidar la microflora del intestino a fin de mejorar
la salud.
Referencias:
1. Fooks LJ, Gibson GR (2002) Probiotics as modulators of the
gut flora. British Journal of Nutrition 88: S39-S49.
2. Probiotics and Prebiotics (2001) American Journal of Clinical
Nutrition 73(Suppl): 361S-498S.
3. Steer T, Carpenter H, Tuohy K, Gibson GR, Steer TE (2000) Perspectives
on the role of the human gut microbiota and its modulation by
pro- and prebiotics. Nutrition Research Reviews (2000) 13: 229-254.
4. Teitelbaum JE y Walker WA (2002) Nutritional impact of pre-
and probiotics as protective gastrointestinal organisms. Annual
Review of Nutrition. 22, 107-38. |